En verano el sol te invita a refrescarte en las piscinas de agua de vertiente o a jugar como niños en el Arroyo Pircas que atraviesa el complejo. En otoño se puede observar una paleta de vívidos colores entre los árboles que nos rodean, "para quien lo ha vivido en Mendoza, el otoño son cosas que inventó el amor". Y así llega el invierno con su manto blanco que nos incita a disfrutar del crepitar del fuego dentro de un ambiente cálido. Finalmente la primavera nos envuelve con el trinar de pájaros y el perfume de las flores silvestres.
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